¿Y tú, dónde estás en lo que haces?
Pregunta que puede ser suspendida en todos los niveles de la experiencia humana, incluso en el camino de la práctica del yoga. A veces es mejor o más sencillo hacer, repetir, dar continuidad y avanzar sin detenernos a preguntar. Completar la correcta forma, dar redondez y consistencia al día a día puede ser una opción más económica que abrirle la puerta a la interrogación y la duda, que acarrean consigo un potencial riesgo, un eventual costo.
En la práctica de yoga tomar este riesgo significa implicarse de lleno en la búsqueda del equilibrio en cada momento, postura o acción; de un equilibrio inmensamente fértil, vivo y dinámico, pero a la vez tremendamente incierto y extranjero. La entrega total en esa artesanía del cuerpo, modelándolo, cuidándolo y perfeccionándolo, tarde o temprano te arroja a espacios y tiempos desconocidos e inauditos, en donde no se trata sólo de mediar y estabilizar fuerzas, flancos, intensidades, extensiones y texturas corporales, sino de mediar las propias oposiciones, extremidades, límites de nuestra subjetividad.
"Haced de los valles montañas, y de las montañas valles". Metáfora del maestro para hablar del equilibrio a buscar en el propio cuerpo, pero que, tal como nos enseña la práctica, trasciende las acciones biomecánicas, movilizando en distintos niveles las energías de nuestra subjetividad.
Esa es la vía a una estabilidad viva, discontinua, cuyo costo a pagar es el precio del propio yo. La entrega total es exposición, vulnerabilidad. Encuentro con los límites, ya no de la rigidez o flacidez del cuerpo, sino de toda la inseguridad, impaciencia y frustración del yo.
Frente a la violencia, al rechazo y a la negación del yo sólo queda una opción. Profundizar, reforzar la entrega, y para ello explorar más la humildad, el desapego con aquello que nos sostiene como un "único y valioso yo". La invitación hoy fue precisamente esa: dejar que tambaleara el yo, porque del otro lado el maestro te sostiene con compasión. De ese modo el cuerpo ofrece lágrimas que no son de frustración o pesar, sino solo de redención.
B, súper potente tu experiencia en la práctica, entregarse para ser sostenido y desde ahí liberarse. Vaya forma de terminar la semana...a juntar esa experiencia y que te sirva de apoyo para la próxima semana!
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